viernes, junio 01, 2007

El aburrimiento aviva la imaginación

Hace cosa de tres semanas, concluí un curso subvencionado por la Junta de Andalucía de Inglés: Atención al público en Alhaurín el Grande y comencé las prácticas en un vivero del mismo pueblo. Mi horario es de 9:00 a 14:00 y las horas transcurren con una lentitud exagerada. Mi labor allí es atender a los clientes (lógico), pero claro, ellos no van a levantarse temprano para ir allí a comprar unas flores. Prefieren desayunar tranquilamente y pasarse sobre las 11:30 (cómo haría yo en su lugar), así que... ¿qué es lo que hago allí mientras no haya nadie a quien atender?. Nada hasta hace poco, pero mi hermana, que también ha hecho el mismo curso, se entretiene haciendo pequeñas manualidades con trozos de cartón sobrantes de las cajas que se utilizan para meter las flores. Hace unas pequeñas muñecas que imitan a las chicas que estamos trabajando allí, y tengo que admitir que tiene buena mano para eso.

Ahora no nos aburrimos tanto porque nos ponemos a limpiar las estanterías y a ayudar a nuestras compañeras aunque no es nuestro trabajo, pero es la única forma de evitar que las horas se nos hagan eternas.

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